» El Paraguay es en mi opinión el más interesante, hermoso y agradable de todos los países que he conocido.» De una carta escrita por (C.B.Mansfield- 1852)
Marzo de 1979.
Estábamos ya en Madrid, preparando el lugar al que inicialmente íbamos a ir, ( creo recordar que era Ecuador) leyendo sobre la población, costumbres, cultura, en fin ; cuando parece que algo sucedió en la empresa y nos comunican que ir a Ecuador ya no es posible y que ya una vez preparados, si estaríamos dispuestos a ir a Paraguay.
Bueno, yo inmediatamente dije,¡ claro que sí !, porque no? desde luego ya no compramos ninguna guía informativa. En realidad a mi me daba igual…lo que a mi me emocionaba era pensar en otro país, tan lejano, otra vida..cómo serían las gentes , los paisajes…y esa sensación de lo desconocido.. siempre me ha parecido muy atractivo, difícil para mí dejar pasar ese tipo de oportunidades.
Y comenzó mi viaje aventura.
Cuando bajé del avión noté como una bofetada de calor húmedo, sensación que se mezclaba con una gran emoción. Llegué vestida de… botas, falda larga… etc.. pleno invierno en España, y 32 grados cuando bajé del avión.
La ciudad de Asunción se alzaba sobre una colina, que descendía en pendiente hasta el rio Paraguay, esto motivaba que cuando llovía,las calles se convertían en barrancos intransitables por los que bajaba un torrente de agua.
En alguna de estas ocasiones mi hijita, muy pequeña y yo, nos sentábamos a la puerta de nuestra casa a ver pasar toda clase de cosas que el agua había atrapado de las casas, y que discurrían a gran velocidad por aquel raudal.
Pasaba los días con asombro, curiosidad.
Todo era excesivo y la naturaleza se mostraba en toda su grandeza allí.
Los árboles, enormes, (y muchos de ellos hoy en peligro por su tala indiscriminada),
limitaban nuestra casa y completaban la calle… de repente, te podías encontrar con uno de ellos en medio de la carretera, tenias que rodearlo para pasar con el coche ¿ que clase de árbol ?
Pues podía ser un Mango o un Lapacho- utilizado para fines medicinales, es muy grande, puede alcanzar 35 mts, o un Chivato que compite en belleza por sus flores con el Lapacho, llamado así por sus frutos que se encuentran en grandes vainas, que al agitarlas se convierten en sonajeros.
Cuando íbamos a la casa de amigos, ellos vivían un poco más alejados del centro, siempre salíamos a dar un paseo… bastaba salir de su casa y.. encontrarnos con solares cubiertos por
plantas, había una en especial que llamaba mi atención, se llamaba Carpincho o yuquerí, un árbol pequeño, con ramas tortuosas que caian a veces hasta el suelo.
Las hojas son similares a la Mimosa de España..se pliegan al más leve roce; al conocer esa propiedad, no podía remediar ir a molestar a la planta y me entretenía un buen rato viendo a la pobre retraer y estirar sus hojitas, a mi hija le encantaba tocarla. Hay una leyenda en Filipinas que explica su nombre Makahiya-» no me toques».
Nos adaptamos inmediatamente a nuestra nueva vida, era todo de una gran belleza.
En el centro de Asunción subsisten árboles al paso del tiempo, vestigio de la densa vegetación que había, más de un siglo atrás. Lo cierto es que tanta vegetación encierra muchas especies de animales. Nuestra casa lindaba por uno de sus lados con un terreno baldío, para entendernos , un trozo salvaje e inaccesible. Pues bien, intentando coger unos pequeños cocos ( eran muy sabrosos) de unas palmeras que teníamos en el jardín, un día descubrí un gran agujero en la base de los troncos, de dos de los cocoteros, ¿ que podía haber originado semejante destrozo ?,y cada día era mucho más grande, el , o los animales que vivían allí, eran rápidos y muy agresivos con las plantas; por supuesto comentamos a nuestros amigos y vecinos el hecho.
Como parecía que era preocupante la situación, había que encontrar rápidamente una solución . Se planeó la estrategia a seguir, preparada por quienes en alguna ocasión se habían encontrado con algo parecido.
Quedamos un fin de semana y uno de los días cuando llegó la noche (que era cuando los huéspedes de nuestros árboles se suponía que dormían), nuestros amigos lo prepararon todo.
Los hombres aparecieron por nuestra casa, vestidos de un modo apropiado, con teas elaboradas con trapos blancos rociadas de gasolina , y envueltas en un palo muy largo para introducirlas por dichos agujeros, parece ser que podían haber hecho un túnel , hasta el baldío ( idea nada descabellada ). Encendieron las teas y las metieron por los agujeros, ese sistema eliminaría seguro a los habitantes extraños de nuestro jardín… había que tomar medidas drásticas para acabar con cualquier peligro.
Mientras, nosotras dentro de la casa esperando…con una de las puertas del jardín abierta por si tenían los muchachos que entrar corriendo,… porque el asunto no estaba exento de riesgo, ¿ que pasó después ?.. en realidad… no sé bien, alguno de ellos comentó que… una vez finalizada la operación y con el jardín lleno de humo, vió un animal, no pequeño, de cara feroz, cruzar velozmente el agua de nuestra piscina y desaparecer.
Un suceso emocionante, y tengo que decir, que yo no logré ver ningún bicho en ningún momento. Pero resultó eficaz el tratamiento, terminó con lo que sea que se hubiera instalado en nuestro territorio.
Y cuando recuerdo algunos de los animales que conocí (que fueron muchos ) fuera bromas,.. pienso en el día que apareció en la puerta de nuestra casa un ser que, vive en el campo y en la ciudad; que es inmune a los insectos y a las arañas; que su piel es de singular belleza (nosotros no quisimos apreciarla), y que se suponía que curaba todo tipo de problemas de piel ( si conseguías que con sus escupitajos no te envenenaran)…Su nombre es Cururú, un sapo, y se puede pensar … no es para tanto,… pero este señor sapo mide unos 22 cm, y … si aparece sentado al abrir la puerta de tu casa, mirándote fijamente ¿ que haces?, pues que se lo digan a la persona que en esos momentos la abrió y se lo encontró… cerrar rápidamente la puerta, y no dar crédito a lo que había visto, porque… sí, todo lo mágico que queráis pero lo que nos causó, así de primeras fue temor, mirarlo por la ventana era mejor.
O cuando a mi pequeña estando apoyada en una de las puertas del jardín(normalmente abiertas), le pasó por encima de su pie …paseando estaba el animalito…un escorpión, como ella se ensimismaba hablando sola estuvo cómo una estátua haciendo su monólogo, mientras yo miraba a los dos a corta distancia, también sin moverme, dispuesta a dar el salto de mi vida si hubiera sido necesario pero.. . se fue tranquilamente como si nada. Mi hija no se enteró …y el escorpión tampoco.
Poco después pensando en alguna de estas ocasiones, entendí porque cuando organizábamos alguna una fiesta en el jardín por la noche, las mujeres siempre se acomodaban en las sillas , subiendo las piernas y sentándose sobre ellas; ciertamente mi jardín era un lugar muy oscuro, apenas luz, ¡ vamos, imposible ver ningún bicho de ninguna especie.! sólo , si acaso… notarlo.
La lluvia, las tormentas, la maravillosa y exuberante vegetación, las flores, los animales, el cielo estrellado, (nunca he vuelto a ver en la noche, sintiendo el aire limpio,… tantas estrellas). Recuerdo con gran cariño a un pez ..el surubí. Es un pez enorme, y precioso , de agua dulce lo trasladaban, cuando lo querían vender, en grandes baldes y lo llevaban a las casas.- Me gustaba abrir la puerta y encontrarme con esta comida, ( para varios días ) imprevista.
Los indígenas que vivían en el Chaco, una especie de selva y que era su habitat natural, después de la guerra del Chaco, en esta vasta región de gran potencial natural, desaparece la caza, y siendo ésta su medio de vida, el gobierno decide su traslado a las márgenes del río.
Y.. .hablando del Chaco, no puedo dejar de recordar el día que nuestro grupo de amigos ( sólo los chicos) prepararon una excursión para allá, era una de las visitas que me perdí, era cosa de hombres …La selva… los animales …los peligros, la camioneta, las estancias allí, las armas de caza.. . La verdad es que no tenía opción..pero… tuve mi compensación, cuando después de unos días, a la vuelta de su cacería al abrir mi puerta , el primero que entró, sin apenas saludarme se tiró al suelo , revolcándose literalmente, en las losas. Entendí todo inmediatamente mirando su cara y su cuello inflamados por zonas.
Les habían atacado un enjambre de abejas, venían llenos de picaduras, en aquél momento daba un poco de pena verlos, ayudé lo que pude, y viendo que a ninguno le había sucedido nada importante, casi me alegré de no haber hecho esa excursión pero después, pensando en la desbandada que habían causado, mis amigas las abejas, y hoy escribiendo lo acontecido, todavía soy capaz de reírme, lástima que no fueron todos los afectados, por lo visto los amigos se dispersaron de una forma mágica cuando se vieron rodeados.
Algunos tuvieron que pasarse por el hospital…¡en fin! los que se pudieron tirar al río tuvieron más suerte; pero yo ¡me sentí vengada! .
¡ Era una de las excursiones que me hubiera entusiasmado hacer!, por cierto, cazaron un jabalí enorme que tuvieron que transportar, ensartado en una rama, bastante camino, no tuvieron muchas ganas de contar ese episodio, de calor insoportable, y en el que el compañerismo se puso a prueba. ¡¡Seguro que habían pasado juntos, unos días fantásticos!!..bueno …también sentí una envidia sana.
En un viaje en el que mi hermano vino a visitarnos-( esta ocasión , si que la aproveché) nos acercamos al poblado que tenían los indios Maka. Atravesamos el rio Paraguay en una barcaza y por primera vez en mi vida , ví flotando sobre el río, los camalotes, de los que tantas veces había oído nombrar en las canciones Sudamericanas. Era un lugar ideal para hacer reportajes de todo…los sonidos, los olores, sus niños bañándose en el río, las cabañas totalmente integradas en el entorno, las viejitas haciendo la comida,siguiendo las costumbres y tradiciones de su pasado. Conocimos mejor a estos pueblos que seguían teniendo sus propias leyes y normas, independientes del gobierno de la nación. Creo que nos sentimos por unas horas, los únicos descubridores y exploradores de esas tierras.¡Lo que le faltaba a mi ánimo soñador y aventurero!
Y volviendo al Chaco, devastado por la citada guerra, los indios integrantes de las distintas tribus que quedaron, se dedicaron fundamentalmente a vender su artesanía –Ao po’i, vocablo guaraní-( tejido fino ), el Ñandutí– significa «tela de araña «, trabajan el cuero; las preciosas maderas que había en el Chaco,-palo santo, cedros ..para hacer muebles ( los de mi casa siguen siendo los que compramos allí ..y son de cedro) quebracho,trébol..etc
A veces, los veía trabajar en el Botánico,( una especie de parque natural) y me detenía para ver con gran sorpresa por mi parte, cómo utilizaban con gran maestría los telares y los dedos de sus pies ; hacían unos arcos enormes y unas flechas adornadas con unos hilos de colores increíbles- también los vendían en Asunción, me gustaba cruzarme con ellos por el centro, y comprar sus productos. La tierra,que me llamó tanto la atención ..es roja y con el barro hacen unas tinajas muy bonitas y prácticas. Vendían todo a pequeñas tiendas de los diferentes pueblos que salpican los caminos de Paraguay; visitarlos era siempre ir a la aventura.
Una mezcla de estoicismo, humildad y espíritu pacífico irradian en su mirada los aborígenes de este pais. Quizá con estos valores puedan conquistar un pequeño espacio en este vertiginoso mundo comercial..
..Y el Tereré( yerba mate, agua y hielo; fue declarada bebida oficial en Paraguay y patrimonio cultural de la nación, indispensable en cualquier ambiente…incluido en el trabajo.
Y que contar de nuestros amigos Ivonne y Babio- siempre tratando de ayudar, siempre generosos..Los Filártiga.., la guitarra…las partidas de cartas, .Los partidos de balón cesto con nuestro querido Ricardo…mi vecina Inés siempre risueña y dulce..¡ cómo me enseñó a cocinar sus tartas..! y ¡las fiestas que organizaba para los niños!,… Mi incondicional M. Estela que siempre me demostró ¡ tanto cariño! y estaba dispuesta a acompañarme en alguna salidas, quizá un poco arriesgadas.
Las visitas a las cataratas de Itaipú , en aquel tiempo imposible ir con el coche sin que las mariposas nos obligaran a parar, porque cubrían el parabrisas, y el suelo cubierto de sus mil colores, eran tantas que nos daba pena avanzar por si las pisábamos. Nuestras cenas en Telleyrand, las inolvidables noches paraguayas con su música de arpas y guitarras y… tantas y tantas experiencias y recorridos vividos juntos…, en esos tiempos únicos. No se puede expresar todo lo que fue para mi, vivir aquél tiempo en ese acogedor país.
Siempre que se cuenta algo, es algo inacabado y también imposible para mí, reflejar los sentimientos que albergo al recordar ese maravilloso país,..
…allí quedará para siempre un pedacito de mí.
Angela-29-5-2016.